Bienvenido a AFM South America

Uma das provas que Deus faz maravilhas. Fachada da casa onde os missionários foram morar.

¡Dios Hace Maravillas!

– “Siéntanse libres para quedarse en la iglesia”, gentilmente nos dijo la iglesia Adventista local antes de llegar a nuestro destino en la ciudad del proyecto. Inmediatamente después de aterrizar, fuimos a ver la iglesia acompañados por nuestro director de campo. Sólo que, con Helena embarazada, percibimos que no podríamos quedarnos
allá por mucho tiempo. En otras palabras, necesitábamos encontrar un lugar en los próximos cuatro días, mientras el director de campo estaba con nosotros para darnos apoyo. Aparte de eso, también necesitábamos garantizar donaciones para el alquiler. Necesitábamos que Dios hiciera maravillas.

Viendo a Dios hacer maravillas

Comenzamos a orar y a buscar anuncios de casas. Al segundo día, nuestro director de campo compartió la primera bendición con nosotros — un donador se comprometió a cubrir nuestro alquiler. ¡Dios hace maravillas! Ahora, sólo necesitábamos encontrar una casa. Siendo así, visitamos varias inmobiliarias, aunque encontrar un lugar que se encuadrara en nuestro presupuesto y necesidades fue difícil.

A pesar del cansancio causado por el jet lag y por el embarazo de Helena, continuamos procurando online aquella noche, yo en una laptop y Helena en otra. Mientras navegábamos, Helena y yo encontramos simultaneamente un anuncio de departamento en la misma página de un grupo de expatriados. Abrimos las fotos e instantaneamente nos gustó lo que vimos. Al tercer día, teníamos una visita agendada.

Un lugar que parecía um hogar

Animados, encontramos al agente inmobiliario y fuimos hacia la propriedad. Al llegar, fuimos recibidos por los proprietarios — una madre anciana
y su hija adulta. Como la proprietaria no tenía más hijos viviendo con ella, decidió alquilar el espacio para obtener una renta extra.
En el momento en que pasamos por el portón, quedamos admirados con el jardín bien cuidado e inmediatamente imaginamos a nuestro pequeño jugando ahí. Finalmente dentro del departamento, en el segundo piso de la casa de la proprietaria, nos sentimos acogidos. Sin dudas, éste era el lugar — un lugar que parecía un hogar!

Una bendición completa

No conseguíamos contener nuestra emoción. Nuestro director de campo también aprobó. La mejor noticia vino durante las negociaciones — el alquiler estaba dentro de nuestro presupuesto, con las cuentas incluídas. Consecuentemente, durante el invierno riguroso, podríamos dejar los calefactores encendidos todo el tiempo sin aumentar nuestros gastos mensuales. ¡Una bendición completa!
Ahora, llamamos este lugar de hogar. No consigo contar cuántas veces agradecimos a Dios por este presente.

Dios hace maravillas para Su propósito

La proprietaria nos trata como familia, y nuestro hijo es como otro nieto para ella. Nos aproximamos de toda su familia, que nos visita con frecuencia. Entonces, en el primer cumpleaños de nuestro hijo, los invitamos a todos ellos. Algunos consiguieron venir y pasar el día con nosotros comiendo, conversando, celebrando y conociendo mejor nuestra familia.

Sentimos que Dios nos dio esta casa como un presente y tiene planes para nosotros con esta nueva familia y en nuestro barrio. Nuestra oración es que cumplamos el propósito de Dios para nosotros aquí. ¡Que podamos ser un farol! Y que nuestro ejemplo, como familia, aproxime más personas a Jesús.”

Paulo Cruz es misionero de carrera en el proyecto Kosovars desde agosto de 2022.

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