Desde pequeña, mi sueño siempre fue ser escritora. A los 15 años, escribía romances y poesías. Como resultado de eso, a los 18 años, tuve mi primero encuentro con Dios durante una campaña de colportaje. Le dije que desistiría de mi sueño de ser escritora para vivir el sueño que Él tenía para mí. Tendría una vida dedicada a la misión si ese era el plan de Dios para mí. Para eso, queria estudiar psicología, pues en ese tiempo estudiaba para ser profesora.
Prometí una vida dedicada a la misión y Él no lo olvidó
Muchos años pasaron y olvidé completamente de aquella oración. Después de eso, muchas cosas sucedieron, como por ejemplo, haber ganado una beca para estudiar psicología de forma gratuita. En fin, durante mi último año de universidad, menos de dos meses antes de graduarme, el presidente de AFM South America vino a mi ciudad. Cuando habló sobre la misión en la ventana 10/40, Dios me recordó aquella oración de casi 12 años atrás. Básicamente, pude oír claramente a Dios diciendo: “Ya tienes un diploma de psicología, ¿Y ahora?” Comencé a llorar.
¡Me lavé las manos como Pilatos!
Cuando volví a casa, le conté a Geovan, mi marido, lo que había acontecido. Antes de casarnos, le dije a Geovan que quería ser misionera. Entonces la vida pasó y nunca más hablamos sobre eso. Teníamos una vida cómoda, buenos empleos y muy buen salario. Cuando hablé del asunto nuevamente, después de oír al pastor y después de oír a Dios recordarme aquella promesa, Geovan respondió simple y directamente: “No”.
En el fondo, yo tampoco estaba dispuesta a abrir mano de esa vida confortable para ser misionera. Entonces, mentalmente, oré: “Dios, si Tú realmente quieres que vaya, convéncelo. No voy a insistir. Soy una persona insistente, pero, simplemente, me lavé las manos como Pilatos, y me dije a mí misma que no sería mi culpa. Yo obedecería, si Geovan quisiera ir.
Yo prometí y Él me hizo cumplir
Un mes después, sin que yo dijera nada más, Geovan se aproximó y dijo: “Si realmente quieres ir, yo iré contigo”. Inmediatamente nos inscribimos en AFM y pasamos por el proceso de recaudación de fondos y entrenamento. Sin duda, Dios condujo todo. Porque Él nos llevó a Guinea Bissau para servir como misioneros de corto plazo en 2022.
Geovan acostumbra decir que cayó en las misiones por mi causa, porque él nunca soñó en ser misionero fuera de nuestro país. Pero hoy, él no consigue imaginarse en otro lugar que no sea el campo misionero, donde sea que Dios nos envíe.
Una vida dedicada a la misión
Ahora, Dios nos llamó para liderar el proyecto Tonga en Mozambique como misioneros de carrera. Entonces, continuaremos el trabajo de la familia Hicks, de plantar iglesias aquí, ayudar a las personas necesitadas en esta tierra empobrecida y, talvez, hasta desarrollar un programa para los jóvenes, ya que la iglesia aquí es muy joven y llena de personas sedientas de esperanza. Podemos presentarles la mayor esperanza de todas: Jesús.
Daniele Machú es misionera de carrera en el Proyecto Tonga desde abril de 2023.