En nuestro caminar de fe, se nos recuerda constantemente que el verdadero propósito de la vida va más allá de buscar nuestra propia comodidad y seguridad. Jesús nos enseña en Mateo 16:25: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.” Este versículo nos invita a reflexionar sobre lo que significa realmente vivir. Y para mí, no sería feliz si no fuese para vivir y dedicar mi vida todos los días a la misión.
La misión es un llamado para salir de nuestra zona de confort y abrazar la vida en plenitud. Al perder nuestras vidas en servicio y amor, encontramos un propósito más profundo y significativo.
Cada acto de generosidad, cada palabra de conforto y cada momento dedicado a ayudar a otros son oportunidades de revelar el amor de Cristo al mundo.
Como misioneros, somos enviados para llevar esperanza a los necesitados, para acoger a los perdidos y para compartir las buenas nuevas del Evangelio. Esta jornada puede exigir sacrificios y, muchas veces, nos desafiará a renunciar a nuestros propios deseos. Pero, al hacerlo , descubrimos una alegría que el mundo no puede ofrecer — la alegría de saber que estamos haciendo la diferencia en la vida de otras personas.
Les pido a ustedes que se unan a mí en esta misión. Su oración y apoyo son fundamentales para que podamos llevar adelante esta obra. Juntos, podemos impactar vidas y testificar la transformación que viene a través del amor de Cristo.
*Nombre ficticio por motivos de seguridad en el proyecto Kosovars