Jesús me salvó de mí misma y ahora estoy dedicando parte de mi vida para que otras personas se sientan amadas así como yo. Es claro que nada es fácil, la vida en misión es muy difícil, mas Jesús es siempre con nosotros. Te invito a ser parte de la misión sin necesidad de estar aquí en Tailandia conmigo, sino que por medio de tus donaciones y oraciones.