Recibí un llamado para ser misionera junto a los pueblos no alcanzados y decidí abrazar un llamado que transciende fronteras geográficas y culturales. En esta jornada, percibí que la transformación no es un acto aislado, sino una colaboración entre corazones compasivos. La importancia de una donación se hace más evidente que nunca. A través de las contribuciones podremos compartir las ansias por el breve retorno de Jesús.
Esta jornada va en busca de construir puentes entre mundos, para alcanzar los corazones y mentes que nunca antes oyeron el mensaje de esperanza y salvación. La donación no se limita a bienes materiales; también comprehende el increíble acto de orar.